Puedo imaginar como serían los rostros sin vida
Ahora que conocí el color de la
muerte
La blancura inmaculada, inmóvil, nívea
Un relámpago súbito entre un
parpadeo
Señala la cara de la muerte
Tuya, mía, de todos
Vamos a morir, siempre lo supe
Pero ahora me parece mucho más patente
Después de acariciar esas manos
frías
De un cuerpo que ya no le pertenecía
Ese cuerpo que amé y ahora me parece tan ajeno.
La sangre es rosa, encendida, un poco amarilla con tinte
púrpura
La sangre es flexible, domable
Donde quiera que voy veo sangre
Me alegro del tono rosa de mis conocidos
Ese encendido que me permite tocarlos, quererlos
Hasta que llega el relámpago a mis ojos
Y separo mentalmente la sangre circulante de su cuerpo
Y puedo imaginar la estampa sepulcral e inflexible
Los ojos perdidos
La boca sin conciencia
La inexpresión del vacío