lunes, 27 de abril de 2009

Mi novio es un fama y yo una cronopia.


Así nos describiría Cortázar, mi novio es un fama y yo una cronopia. Para los que no hayan leído a Cortázar, les explicaré con ejemplos a qué me refiero.


Mi novio llega del trabajo y se pone cómodo. Se saca la ropa y la separa en dos. La que va a la ropa sucia, la pone dentro del canasto. La ropa limpia, la  dobla y guarda en su closet perfectamente ordenado. Su closet está ordenado por estaciones del año, tamaños, tipos, marcas y colores.


Yo en cambio, llego a casa, (claramente no del trabajo, de algún happy hour con mis amigas neoyorkinas), tiro los zapatos en mi lado de la cama. Veo los zapatos que están del día anterior, y los del anterior. Me saco la ropa arrumbandola sobre el canasto. Ropa limpia y sucia juntas. Me tiro a la cama para descansar un rato (no sé de qué).

Mi novio fama, me invita a almorzar con unos amigos de Chile, me llama, y no le contesto. Lo que él aún no entiende, es que el teléfono de un cronopio nunca funciona bien, a veces suena, a veces no, y lo mismo con los mensajes. Decide mandarme un mail para hacerme la invitación. Quedamos a las dos en Pastis.


Yo, como perfecta cronopia, me baño, me arreglo, me demoro y salgo a juntarme con el fama. El fama tiene los minutos contados. Me llama al celular y quedamos de encontrarnos antes de llegar al restaurant. Fama camina rápido, yo, obviamente, uso zapatos de cronopia, altos, bellos, recién comprados. Imposibles para andar apurada. Fama tiene ganas de insultarme pero es un caballero y se come la mierda, me dice – amor, puedes mirar alrededor y contar cuantas mujeres andan con tacos- yo, cronopia, pero no estúpida, no contesto. Obviamente llegamos tarde, y yo no me puedo sacar de la cabeza mi cronopio computador que no encendió hoy en la mañana.

martes, 21 de abril de 2009

Piecitos de amor.


Dormir contigo, es uno de mis deportes favoritos.
Me gusta cuando me abrazas dormido y entre la realidad y tus sueños me dices que me quieres.
Ese calorcito que emana tú boca, te ha convertido en mi adicción.
Adicta a tus diálogos nocturnos,
A esa conexión trasnochadora de pieces, la perfecta unión
Donde no se sabe donde empieza uno ni donde termina el otro
Piecitos de amor, eso es lo que son
Que se besan en la noche a escondidas
Para que no nos enteremos que ellos también están enamorados
Esta mañana descubrí a mis pies buscando los tuyos cuando ya te habías ido
Y me di cuenta que estas patitas algo me ocultaban,
Pero ya las descubrí
Pese a no ser simétricas, pues una calza más que la otra
Están completamente enamoradas
Esperando que llegue la noche para besar las tuyas
Y abrazarse en un enredo patuno que nadie entiende
Escondidas, solapadas, sedientas de roce.
Pensando en tus talones, tus uñitas, tú calor.
La semana pasada las vi llorando, porque no estabas
Transpiraban de desesperación y movían sus deditos, extrañando.
Ahora están contentas, porque algo les dice que esta noche tendrán una nueva cita
Y volverán a abrazar, y a besar, desnudas, otra noche más.

lunes, 20 de abril de 2009

Acosada en New York


Siempre es lindo que te piropeen en la calle, sacar alguna sonrisa o algún –¡God bless you!- , es que la vanidad de una mujer es una cosa que no tiene límite, es preferible que te digan tonta a que te llamen gorda, eso sí que no tiene nombre. Pero una cosa son los piropos y otra cosa es que te acosen, ¡qué miedo!

El otro día, después de mis clases de inglés, fuimos con mis amigas a comer comida china a un restaurant cerca de time square, mucha comida, poco dinero, todo parecía perfecto. Qué bien la estábamos pasando, comiendo rico, conversando, riendo, inventando, increíble. Mientras conversábamos, noté una excesiva atención del mesero, a cada rato nos traía té y nos preguntaba si todo estaba bien. Después nos empezó a conversar, cosa rara, nunca antes había visto un mesero en New York que hablara tanto, a no ser que fuera para explicarnos los platos, para no ser descortés, le seguimos la conversación. Al cabo de media hora, era insoportable, y el chino se concentraba en mí, hablando de mi chasquilla, preguntándome si mis padres eran chinos o si tenía algún tipo de ascendencia china, mirándome con esos ojos diminutos. Pensé -está bien que tenga una piel muy blanca y un cabello extremadamente oscuro pero, !este chino es ciego o no ve mis ojos de tres metros de diámetro!. Chino cochino al parecer no percibía la incomodidad que mis amigas y yo sentíamos. Me acosó con preguntas, a cada un minuto, ya no nos dejaba conversar y me tocaba el brazo para que le prestara atención, una y otra vez. No sé cómo lo habré mirado la última vez que me tocó, pero no lo volvió a hacer, imagino que le abrí unos ojos de quince metros de odio, (porque crecen cuando me enojo), que le avisó que si lo hacía una vez más, chino cochino recibiría una tetera de té hirviendo en sus pantalones.


El mismo día, salimos a comer con mi amorcito a uno de mis restaurantes favoritos, el Buenos Aires, quedamos de juntarnos a las nueve, no comí nada después de la comida china sólo para banquetearme en la noche con ese bife chorizo que me hace tan feliz. Salí de mi casa, con tacones, uno de los vestidos favoritos de mi novio y mi repetido abrigo blanco. Subí al subway (metro) y me senté casi al lado de la puerta, sentí un olor nauseabundo, más de lo normal, pero no le presté atención, luego el olor se hacía cada vez más intenso, hasta que un homeless (vagabundo) se sentó a mi lado y me empezó a conversar. Ni siquiera podía mirarlo, voltear la cabeza habría sido un suicidio, casi no podía respirar mirando hacia el lado contrario, mirarlo habría sido semejante a entrar a una cámara de gases y morir. El homeless me preguntaba si iba a cenar, con quién iba a cenar, por qué usaba lápiz labial rojo, que le gustaba mi pelo, etc. Pensé que quedaba solo una estación y eso me daba esperanzas de poder respirar aire “puro” dentro de pocos minutos. Por fin se asomó la siguiente estación, paró el tren y homeless me siguió hablando, esta vez gritando -¡hay muchas lesbianas en el vecindario!- decía desde dentro del tren mientras yo caminaba hacia las escaleras, pensé en darme vuelta y decirle – ¡toma una ducha primero, putrefacto de ….!-, pero me arrepentí, igual tiene valor el homeless, nadie puede querer engrupir a una chica con ese olor.


Y para terminar, salgo del subway, feliz de respirar aire “puro”, y para variar, me pierdo, es que New York es fácil, pero cuando salgo del subway y no conozco bien el lugar, el up town y el down town se me dan vuelta y ver edificios por todos lados no ayuda mucho. Con cara de perdida miré a mi alrededor, adivinado por donde tenía que caminar, cuando un tipo se acercó y me preguntó si necesitaba ayuda, le expliqué donde me dirigía y me dio las instrucciones, muy agradecida, empecé a caminar, disfrutando de la vida nocturna de la zona, mirando a la gente, los edificios, los locales, pensando si mi novio ya habría llegado al restaurant, como de la séptima cuadra, empecé a sentirme incomoda, con una sensación como si me fueran siguiendo, primero pensé que debía ser mi novio jugándome una broma, pero la sensación se hizo más fuerte y se me erizó la piel, sentí angustia y un mal presentimiento, atravesé la calle y volteé, casi muero de la impresión cuando vi al mismo tipo que cuadras atrás me había dado las instrucciones a la salida del subway, me miraba fijo, con un gorro que antes no llevaba, tomé mi teléfono y llamé a mi novio, cuando me vio hablar sin entender lo que decía en mi nativo español, se alejó, y se fue.


Es que New York da para todo, acosadores cargantes, putrefactos y locos, !pero todos en un mismo día!, ¿no será mucho?.

martes, 14 de abril de 2009

El amor, amorsh.


Estar enamorada es lo máximo, despiertas, miras hacia un lado y lo ves durmiendo con la boca abierta, un poco de saliva seca , algunos kilitos de más y te parece lo más hermoso del mundo. Los días lunes son terribles. Después que pasaste todo el fin de semana a su lado y te empiezas a acostumbrar, comienza la nueva semana y cada uno tiene que cumplir con sus deberes y lo extrañas, aunque sabes que lo vas a ver después o estarán hablando por teléfono.

Cuando el amado llega a casa después otro día agotador de trabajo, escuchas la puerta y te alegras. El corazón salta de alegría y quieres abrazarlo todo el tiempo y saber todo lo que hizo. Los fines de semana son toda una aventura, aunque sólo vean películas tirados en el sillón todo el día. Cuando caminas por la calle y te topas con chicos guapos, de esos que un tiempo atrás le habrías coqueteado preguntándole la hora, hoy los miras, obvio, (porque tienes ojos), pero pasas por el lado como si hubieras visto un lindo árbol.

Dicen que esto sólo ocurre al comienzo de las relaciones y puede ser. Aún estoy con la efervescencia y me parece fascinante, aunque también sé que tiene sus costos….

Fuera de dejar de vivir una vida de soltera con muchas fiestas, amigas, sin horarios, etc, que ya era demasiado entretenida, hoy la vida en pareja es muy distinta, pero realmente hermosa. Lo que me llama la atención, es que ese mismo sentimiento que me hace sentir en las nubes, de pronto me convierte en una bruja. Antes no dependía de nada ni nadie para sentirme bien, hoy me siento tan vulnerable, nunca me había sentido algo así, es algo tan difícil de describir que me siento estúpida. Tiempo atrás me burlaba de las parejas que se ponían nombres como; gordita, perrita, osita, y toda la gama animal, hoy me llamo porrotoquina y me encanta. La palabra no pertenece al mundo animal, porque ni siquiera existía en este planeta hasta que nosotros la adoptamos. Antes cuando tenía alguna relación y me decían que el fin de semana no estarían por algún motivo, era una completa fiesta. Llamados de teléfonos iban y venían. Hoy mi amorcito me dice que tiene que viajar y me da pena.


Es que me caigo mal de lo tonta que me puse. Todos los días en la mañana cuando me preparo café, tomo el tazón blanco con mensajes de amor que la ex le regaló y lo miro con cara de ¡prepárate, que caerás!, pero vuelvo a la calma y pienso que es un estúpido tazón que sirve para tomar café. Qué importa que sea un antiguo regalo de su ex. Cuántos regalos no hice y cuantos no me hicieron. Pero vuelve una nueva mañana y lo miro con cara de -¡hoy sí vas a caer!.Es que los celos es una dimensión desconocida, ¿será por eso que dicen que el amor es sufrido?

domingo, 12 de abril de 2009

Amigos con Ventaja. (A.C.V.)


¿Quién no ha tenido un amigo o amiga con ventaja?, ¡por supuesto que yo no!, pero hablaré de lo que me han contado por ahí.


Definamos primero qué es un “amigo con ventaja”. Es el chico o la chica con el que te juntas un par de veces al mes, (a veces más, a veces menos), y tienes encuentros romántico-sexuales de algún grado, ya sea primero, segundo o tercero. Por lo general más del tercer tipo, pero también depende de la edad. Este amigo permite que disfrutes del sexo pero que no tengas la obligación de llamarlo al otro día. Si se le muere la mamá, lo más probable es que lo llames para decirle que lo sientes, pero no irás al funeral. El amigo con ventaja sólo lo conocen en tú casa de a oídas, si es que lo conocen, y tus amigos saben de su existencia pero tampoco lo integras a los happy hours. A no ser que por esas casualidades de la vida, lo hayas tenido que presentar porque te lo encontraste en una fiesta. Por lo general, no se sale a lugares públicos con los A.C.V., menos lugares donde sabes que te puedes encontrar con alguien. Los encuentros son entre las cuatro paredes de tú casa o en un motel. No te tienes que arreglar mucho para ver al A.C.V., basta con una ducha y alguna ropa decente, el maquillaje te lo puedes ahorrar para una cita de verdad. También ahorras en comida y no te esfuerzas por cocinar un nuevo plato para sorprenderlo, lo que le des le gusta y tampoco te importa mucho si quiere comer, muchas veces basta con un vaso de soda y algún picoteo.


Los amigos con ventaja pueden ser bastante útiles en algún momento. Digo útil porque la relación que existe es una mutua utilización, pero con respeto y a veces hasta con cariño, donde ambas personas se ponen de acuerdo y lo pasan bien un rato.


No voy a cuestionar si es bueno o malo tener un amigo con ventaja, eso a juzgar cada uno. Más de alguna vez, (y sobre todo para las mujeres que somos más sensibles) este amigo con ventaja, (que muchas veces es un ex y que sabes que una relación es imposible pero se llevan bien la cama) empieza a confundir tus sentimientos y ya estas esperando el próximo encuentro, haciéndote la A.C.V. buena onda pero lo empiezas a extrañar. Comienzas a reflexionar sobre lo tan buena persona que es, tan tierno.  Cuando lo ves, empiezas a preguntar más de la cuenta y comienzas a sufrir porque esperas más de lo que te pueden dar. Cuento repetido.


El problema no es tener un amigo o amiga con ventaja, el problema es por qué se tiene que recurrir a este tipo de prácticas, ¿por la incapacidad de mantener una relación?, ¿mala suerte?, ¿demasiados requerimientos que tiene que cumplir una pareja real?, ¿Por qué temes al amor y no te quieres enamorar?, ¿Por qué eres tan egoísta que no quieres compartir tu dinero?, ¿todas las anteriores?, o porque simplemente la persona adecuada no llega. Sea cual sea el motivo, no creo que sólo sea por diversión que se recurre a los A.C.V. sino porque necesitamos sentirnos amados de alguna manera y que nos apapachen de vez en cuando. Es por eso que ahora cuando mis amigas me cuentan de sus A.C.V. ya no me causa tanta gracia, pienso en la soledad que deben sentir.