viernes, 29 de mayo de 2015

Muerte

Puedo imaginar como serían los rostros sin vida
Ahora que conocí el color de la muerte
La blancura inmaculada, inmóvil, nívea
Un relámpago súbito entre un parpadeo
Señala la cara de la muerte
Tuya, mía, de todos
Vamos a morir, siempre lo supe
Pero ahora me parece mucho más patente
Después de acariciar esas manos frías
De un cuerpo que ya no le pertenecía
Ese cuerpo que amé y ahora me parece tan ajeno.
La sangre es rosa, encendida, un poco amarilla con tinte púrpura
La sangre es flexible,  domable
Donde quiera que voy veo sangre
Me alegro del tono rosa de mis conocidos
Ese encendido que me permite tocarlos, quererlos
Hasta que llega el relámpago a mis ojos
Y separo mentalmente la sangre circulante de su cuerpo
Y puedo imaginar la estampa sepulcral e inflexible
Los ojos perdidos
La boca sin conciencia
La inexpresión del vacío

Hola

Hace mucho tiempo que no escribo en este blog. Han pasado los años y mucha agua bajo el puente. Me divertí volviendo a leer las cosas que escribí hace muchos años. La verdad es que no son tantos años, pero siento una distancia sideral con la autora de mis antiguas notas. Miro hacia atrás y veo a la niña-mujer de los veintitantos.....que bella época. Me caigo bien. 

No sé en qué momento la vida se volvió tan en serio. Hoy sigo con mi niña interior, pero crecí. Ahora soy una mujer casada, con un trabajo estable, un dividendo que pagar mensualmente, un jefe extraordinario y un emprendimiento paralelo. 

No sé qué va salir de esta nueva versión crecida de mi misma. 
Que Dios me acompañe y bendiga al que pueda estar leyendo este blog que no tiene ninguna importancia más que para mi.