Quizás ahora me escribas
Cuando veas mis
libros, mi ropa, mis botas
Cuando ya no veas
mis montañitas de ropa
Cuando encuentres
mis últimos cabellos en el baño
Y las aceitunas
que no comí
Quizás, entonces
me escribas.
Cuando despiertes sólo
Cuando no me veas
merodeándote
Y no te robe besos en tú escritorio
Cuando nadie
interrumpa tú trabajo
Cuando la cocina no huela a comida.
Quizás ahí me
escribas.
Cuando te inunde el silencio perpetuo
Ese silencio de negros
De trenes, de
mercados, de vivienda social
Ese silencio que me acompañaba
Y ahora es tuyo
Quizás ahí sí que me escribas.
Cuando no te de
el beso de buenas noches
Ni me aferre a tú espalda desnuda
Cuando no
reclame tú tiempo
Cuando sea otoño en Central Park
Y mi mano no tome
la tuya
Quizás, en una de
esas, me escribas.
Cuando te tiendas en el sillón
Y no te incomoden
mis huesos
Cuando no tengas a quién regañar
Cuando nadie salga tarde a
clases
Cuando ya nadie
te pida que le escribas
Quizás entonces, y tan
sólo entonces
Me extrañes.